Pasaban las 21:00 cuando el cansancio me hizo caer en los brazos del dios Morfeo. Al soñar uno es capaz de crear lugares mágicos y rincones imposibles. Y a uno de esos rincones me llevo el letargo en el que me vi inmerso. Caí en un recoveco de una ciudad trimilenaria donde un grupo de creadores de sueños se disponían a comenzar su jornada laboral.
En aquellos improvisados vestuarios, los trabajadores de esa imposible fabrica se preparaban para partir hacia su lugar de trabajo. Se colocaban sus nuevos uniformes y repasaban la faena que iban a realizar esa noche.
Entre risas y abrazos, los empleados daban los últimos retoques a todas sus herramientas para no olvidar nada. Solo quedaba que el capataz de esta cuadrilla diese las ultimas consignas para que el trabajo de esa noche saliese como ellos esperaban.
La hora de entrar al trabajo se acercaba y las ganas de estos trabajadores aumentaban por momentos.
A la luz de las farolas de la ciudad, este grupo inició su camino hacia su particular fábrica. A su paso por los balcones del lugar, repartían pequeñas porciones de sueños en forma de bombazos a compas de una caja.
Al llegar a la puerta de la fabrica muestran el pase que les acredita como empleados de esa extraña fabrica creada a base de ladrillos coloraos y justo antes de comenzar la faena dan un ultimo repaso a lo que cada uno tiene que hacer.
El resto del sueño, como cualquier otro sueño, no lo recuerdo bien. Recuerdo aplausos , abrazos besos y trabadores satisfechos por la faena bien acabada. Y en estas estaba cuando el desperatdor sono haciendome volver a la realidad, pero para siempre guardare en mi memoria este sueño que ,aunque parecia imposible, se hizo realidad
0 comentarios for this post